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¿Cómo elegir un buen juguete?

La elección de juguetes adecuados cobra especial importancia en estas fechas. En principio no habría que preocuparse demasiado: el conocer al niño/a  y el sentido común nos harán llegar al apropiado. Aún así, con la intención de facilitarte esta tarea te dejo aquí unas pautas que te ayudarán a elegir un juguete lo más completo posible.

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1. Ante todo debe ser seguro. A la hora de comercializarse el juguete debe ir provisto del logo CE. Este símbolo nos debería asegurar  que cumple los requisitos de seguridad impuestos por la Comunidad Europea. Sin embargo es necesario advertir que dicha señalización la pone el fabricante y por lo tanto no supone una garantía total. No hay análisis o prueba específica para dicho juguete en concreto. Simplemente la marca comercializadora se compromete y garantiza que cumple los requisitos legales sobre seguridad.

Es importante reseñar que la marca CE puede llevar a confusión ya que existe una casi idéntica que significa “China Export”. En este caso el fabricante no asegura ni se compromete a haber pasado los requisitos legales de seguridad. Por ello deberíamos poner especial atención en los mínimos de sentido común: miraremos si el material con el que fue elaborado es adecuado, que las piezas no sean muy pequeñas para evitar ser ingeridas, que si hay pilas el niño o la niña no pueda extraerlas, etc.

2. Ha de ser adecuado a su edad. El fijarnos en la edad recomendada con la cual  nos orienta el producto facilita el  uso correcto del juguete. Esta orientación tiene en cuenta las necesidades específicas del niño/a respecto a su madurez intelectual, su fuerza física, o su habilidad manual.

3. Debemos tener en cuenta los gustos y preferencias del pequeño/a. Para conseguir una buena adecuación del juguete al niño/a es necesario conocerle bien. Cada niño/a es un mundo y no necesariamente por tener la misma edad tendrán los mismos gustos, intereses, ni se sentirán atraídos/as por los mismos objetos. Si no conocemos lo suficiente al niño/a lo mejor es preguntar a su entorno más cercano.

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4. Ha de ser divertido, motivador y sobre todo debe despertar el deseo de jugar.  No olvidemos que quien interactuará con el juguete es el niño/a y lo que busca, por encima de todo, es tener un rato de diversión. Por ello debe ser altamente entretenido y no meramente educativo, si lo vive como una tarea terminará por dejarlo de lado. En definitiva, la actividad que proponga el juego debe ser atractiva, ya que juega para divertirse y no para aprender.  Aunque esto no quiere decir  que no aprenda jugando.

5. Debería desarrollar la imaginación y la creatividad además de estimular su curiosidad. Es interesante que despierte sus ganas  investigar. Que le permita descubrir nuevas posibilidades para potenciar  su capacidad de pensar y de resolver problemas. Para ello cuanto menos estructurado sea mejor, es decir, que no tenga un fin concreto. Si el juguete ofrece pocas posibilidades debido a que está muy estructurado su uso, es más fácil que se aburran enseguida de él ya que no ofrece la posibilidad de que surja el juego simbólico (será un juego literal o imitativo donde tiene poca cabida la imaginación). Además, un juguete poco estructurado, sin luces, sin sonidos, evita la sobreestimulación. No hay estímulos externos, tienen que salir de dentro del niño/a. A veces caemos en el error de pensar que si un juguete no es lo bastante estimulante va a ser aburrido. Y justo ahí está la clave,  el aburrimiento es un escenario magnífico para que la imaginación salga a escena.

6. Ha de ser bonito, atractivo y vistoso.  Al niño/a, todo le entra por la vista, y si el juguete no es lo suficientemente llamativo, no le apetecerá usarlo. Si es un niño o una niña muy pequeño/a buscaremos materiales lo más naturales posibles (algodón, corcho, madera, lino, etc). El plástico suele contener PVC (cloruro de polivinilo), ftalatos y BPA (Bisfenol A) . Al llevarse las cosas a la boca  hay que incrementar la seguridad en estas edades, con un juguete de madera se tiene la confianza de que está libre de químicos 100% y además es un material sostenible.

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7. Desarrollará  y complementará aspectos concretos de su personalidad. Fíjate en las características específicas del juguete y en las que desees potenciar en el niño o la niña. Por ejemplo, si es tímido/a, le estimularán los juguetes de participación que les ayuden a relacionarse con los demás y, si por el contrario, es movido/a, le ayudarán los juegos pausados como los puzzles, los juegos de construcción o los cuentos.

8. Debe evitar la transmisión de estereotipos sexistas. Con un buen juguete deberían poder jugar niños y niñas indistintamente. Los juguetes no deberían ser para niños o para niñas. Los juguetes son para jugar. Cuando se habla de promocionar los juegos no sexistas, no significa imponer, forzar o prohibir que los niños no jueguen con coches y las niñas con muñecas, se refiere a permitir y fomentar que jueguen con ellos indistintamente del sexo biológico.

9. No potenciará la violencia. Cuando regalamos juguetes bélicos, el mensaje que le estamos enviando al niño/a es que nos parece bien la violencia, la guerra y las armas. No olvides que a través de los juguetes inculcamos valores. Comprar un juguete u otro es inculcar un modo de vida. El juguete, al igual que la educación, no es nunca neutral. Un juguete bélico supone la iniciación a un sistema social competitivo y violento donde el más fuerte triunfa, tiene razón y, además, es el bueno.

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10. El niño o la niña siempre deberá contar con juegos que pueda realizar en equipo. Es interesante que tenga algún juguete o juego con el que pueda jugar cualquier niño y/o niña y no sólo quien tenga habilidades muy específicas (que no excluya a nadie). Esto facilitará el poder jugar tanto con iguales como con familiares. Favorecerá la ayuda y no la rivalidad. Lo ideal es que no sea competitivo, que sea un juego en el que no gane nadie. Que potencie las relaciones cooperativas, de ayuda, que se logre alcanzar entre todos y todas un mismo objetivo o propósito en el juego: pasarlo bien.

11. Piensa en la variedad. Antes de comprar juguetes nuevos, deberíamos tener en cuenta los juguetes que ya tiene el niño o la niña  para no incrementar los del mismo tipo. Un juguete distinto le posibilita nuevas formas para explorar y también para expresarse.

12. No olvides valorar el entorno de juego. Si el juguete es de gran tamaño y no tenemos espacio suficiente, corremos el riesgo de que esté siempre guardado y no se use.

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